Recién terminé de leer este libro, escrito por Carl Sagan, uno de mis héroes personales. Su lista de logros y méritos es demasiado extensa para enumerarla aquí, pero incluye:
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Es el primer libro que leo de Carl Sagan, y el tono es bastante distinto del que me tenía acostumbrado con la serie Cosmos. El libro tiene un tono más urgente, más serio quizás un poco lúgubre, por los temas que toca y quizás por sus propios problemas de salud.
Desde que comencé a leerlo hasta la última página pude ver que este era un hombre absolutamente brillante, con una facilidad de comprensión y expresión que rara vez se combinan. Es un científico genuinamente preocupado por el rumbo que la humanidad ha tomado y lo poco que estamos haciendo para alterarlo.
Nos hace ver que nuestro lugar en el universo no es el que muchas veces creemos, y que nuestros problemas más grandes palidecen ante los billones y billones de estrellas y planetas que están allá afuera. Nos invita a explorar el universo, con las herramientas cada vez más y más sofisticadas que construimos, y toda la información que Internet ha puesto a nuestra disposición.
Irónicamente, tras darnos una lección de humildad, enseñándonos la insignificancia de la raza humana en la estala de tiempo y espacio, nos recuerda que somos la única fuente de vida que hemos descubierto en el universo. Aunque definitivamente no piensa que somos los únicos. Y hemos evolucionado y crecido de tal forma que somos capaces de poner en serio riesgo nuestro medio ambiente y único hogar.
No es optimista sobre el destino que nos depara seguir ignorando o haciendo poco para remediar los problemas como el crecimiento descontrolado de la población mundial, especialmente en los países menos desarrollados, el calentamiento global, y en menor medida, el agujero en la capa de ozono.
Los problemas que hemos creado no son fáciles de resolver y requieren de decenios, y sacrificios reales a nuestro estilo de vida, economía y sociedades, para comenzar a frenarlos.
A pesar de no compartir su filosofía sobre la vida después de la vida o la existencia de Dios, admiro la valentía con la que encaró su propia muerte, de forma valiente, estoica y centrándose en lo que realmente importa.
Éste es un libro que definitivamente recomiendo para entender nuestros problemas medioambientales de forma entretenida pero sin lugar a objeciones ni evasiones. También es un libro que me ayudó a comprender la filosofía de este gran científico y ser humano.
Nota: los vínculos en el inicio del artículo son enlaces afiliados al producto en Amazon.
Desde que comencé a leerlo hasta la última página pude ver que este era un hombre absolutamente brillante, con una facilidad de comprensión y expresión que rara vez se combinan. Es un científico genuinamente preocupado por el rumbo que la humanidad ha tomado y lo poco que estamos haciendo para alterarlo.
Nos hace ver que nuestro lugar en el universo no es el que muchas veces creemos, y que nuestros problemas más grandes palidecen ante los billones y billones de estrellas y planetas que están allá afuera. Nos invita a explorar el universo, con las herramientas cada vez más y más sofisticadas que construimos, y toda la información que Internet ha puesto a nuestra disposición.
Irónicamente, tras darnos una lección de humildad, enseñándonos la insignificancia de la raza humana en la estala de tiempo y espacio, nos recuerda que somos la única fuente de vida que hemos descubierto en el universo. Aunque definitivamente no piensa que somos los únicos. Y hemos evolucionado y crecido de tal forma que somos capaces de poner en serio riesgo nuestro medio ambiente y único hogar.
No es optimista sobre el destino que nos depara seguir ignorando o haciendo poco para remediar los problemas como el crecimiento descontrolado de la población mundial, especialmente en los países menos desarrollados, el calentamiento global, y en menor medida, el agujero en la capa de ozono.
Los problemas que hemos creado no son fáciles de resolver y requieren de decenios, y sacrificios reales a nuestro estilo de vida, economía y sociedades, para comenzar a frenarlos.
A pesar de no compartir su filosofía sobre la vida después de la vida o la existencia de Dios, admiro la valentía con la que encaró su propia muerte, de forma valiente, estoica y centrándose en lo que realmente importa.
Éste es un libro que definitivamente recomiendo para entender nuestros problemas medioambientales de forma entretenida pero sin lugar a objeciones ni evasiones. También es un libro que me ayudó a comprender la filosofía de este gran científico y ser humano.
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